La Revolución Mexicana inició un 20 de noviembre de 1910; sin embargo definir su fin es algo más complicado. Aquí respondemos esa pregunta.

¿Cuándo inició la Revolución Mexicana?

El 20 de noviembre de 1910, dio comienzo un movimiento armado convocado por Francisco I. Madero a través del Plan de San Luis. En él, se llamaba al pueblo de México a levantarse en armas contra la dictadura Porfirista; pues meses antes, Porfirio Díaz había resultado, otra vez, electo ganador de las elecciones presidenciales.

Este hecho marcó el comienzo de una lucha armada contra el régimen autoritario de Díaz, que fue desvirtuándose hasta convertirse en una guerra civil por la lucha del poder vacante. Pero, ¿Cuándo terminó?

¿Cuándo acabó la Revolución Mexicana?

Respecto al final de la Revolución Mexicana, no existe un consenso concreto entre los historiadores. Incluso, para otros, la Revolución no ha terminado todavía.

Cronológicamente, la primer fecha que puede indicar la conclusión de la Revolución es el 5 de febrero de 1917 con la Promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.

No obstante, aunque esta nueva Constitución marcó el inicio de una nueva etapa social y jurídica; la lucha armada continuó. Inclusive, el presidente que promulgó la Constitución, Venustiano Carranza, fue asesinado en 1920 por un ex-aliado militar.

Además, otros caudillos revolucionarios fueron asesinados igualmente, como Emiliano Zapata y Pancho Villa, en 1919 y 1923, respectivamente.

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Posterior a la muerte de Carranza, Álvaro Obregón asumió la presidencia de 1920 a 1924. Su sucesor, Plutarco Elías Calles, logró la pacificación y la integración de todas las fuerzas militares. Así, se garantizaba un ligera tranquilidad en el gobierno y el país. Para algunos, el comienzo del gobierno de Plutarco Elías Calles, marcó el inicio de la institucionalización del poder, dejando atrás los constantes golpes de estado, levantamientos y traiciones militares.

A pesar de ello, la aparente tranquilidad se desvaneció. Ahora, la causa no surgía de la milicia; sino de una ideología que desató un nuevo conflicto armado. La Guerra Cristera, de 1926 a 1929, fue una conflagración entre el gobierno y el clero, provocado por la limitación del poder que la Iglesia seguía acumulando.

En este contexto, contradiciendo los ideales de la Revolución, Álvaro Obregón buscó su reelección, y así suceder a Calles. En las siguientes elecciones, Obregón fue electo ganador, pero meses antes de regresar a la silla presidencial, murió asesinado en 1928 a manos de un cristero.

La relativa paz y tranquilidad nacional se desvaneció. Y aunque en esta ocasión no fue a causa de un levantamiento militar, lo cierto es que el país no pudo encontrar una estabilidad similar a la que existió antes de la Revolución.

Posterior al asesinato del presidente electo; Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez ocuparon la presidencia en tan solo 6 años. Esta etapa fue conocida con el Maximato, que en pocas palabras fue el ciclo en donde el «Jefe Máximo de la Revolución», ejerció el poder político de facto, mientras que los denominados presidentes fueron simplemente la figura pública, por no decirles «marionetas».

El autodenominado «Jefe Máximo de la Revolución», Plutarco Elías Calles logró la fusión de todos los intereses a través de la aglutinación de las fuerzas militares y políticas en un partido político: el Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecesor del PRI; y que sería el partido del Estado por más de 70 años.

Fuente Mediateca INAH.

Al final del gobierno de Abelardo Rodríguez en 1934, Calles eligió como sucesor a un viejo conocido: el general revolucionario Lázaro Cárdenas del Rio. Ya de presidente, Cárdenas decidió enviar al exilio a Calles y así evitar su injerencia política, a pesar del latente levantamiento en armas de un sector callista.

Si quieres saber más del exilio de Plutarco Elías Calles y la «traición» de Lázaro Cárdenas, puedes visitar: La historia que no conocías de Cárdenas y Calles.

Con esto se marcó el final del «Maximato» y la historia del último gran caudillo revolucionario. Si bien, a partir de esta etapa el país logró una estabilidad política y social, con un lento pero ascendente avance económico; líderes revolucionarios seguían tomando las decisiones más importantes.

Posterior a Cárdenas, otro militar que había participado en la Revolución fue jefe de Estado: Manuel Ávila Camacho. Finalmente, fue hasta 1946 que un civil, abogado y sin formación castrense pudo acceder a la presidencia: Miguel Alemán Valdés.

Entonces… ¿Ya acabó la Revolución?

Como vimos anteriormente, hay varios momentos que pudieron marcar el fin de la Revolución Mexicana.

En 1917 se promulgó una nueva y moderna Constitución, empero el conflicto armado permaneció. Posteriormente, fue hasta 1924, que Plutarco Elías Calles comenzó la unificación de las principales fuerzas políticas, militares, obreras y campesinas.

El primer punto culminante fue el final del periodo de Plutarco Elías Calles y el inició del periodo de Emilio Portes Gil. Durante 1928 y 1929 ocurrió, el asesinato del último gran general revolucionario, Álvaro Obregón; la creación del PNR; la regulación del ejercito; el fin de la Guerra Cristera; y el inició de las instituciones que comenzó la reconstrucción del país.

Fuente Mediateca INAH. 

Con la muerte de Obregón se dio fin a los grandes caudillos revolucionarios que ponderaban las armas por encima de todo. Obregón fue el autor intelectual del asesinato de Carranza y Villa. Carranza por su parte, lo hizo con Zapata.

Calles, por otro lado, aunque también era un caudillo revolucionario, entendió que el camino de las armas no era el mejor, siendo necesaria la unificación de las principales fuerzas del país por medio del PNR. Creó varias instituciones como el Banco de México, e impulso el control del ejercito y las organizaciones obreras y campesinas.

El fin de la Guerra Cristera llegó a la par del Fin de la Época de los Caudillos, y con el inició del gobierno de Emilio Portes Gil.

El Maximato no se puede dejar de lado, pero ciertamente no provocó algún conflicto comparable con el punto menos álgido de la revolución armada; salvo el posible momento de tensión a raíz del exilio de Calles en 1936. En los años siguientes existió un mayor consenso entre las fuerzas políticas y sociales más importantes. Pero el término de los presidentes militares participes en la Revolución fue hasta 1946 con Miguel Alemán Valdés.

En conclusión, la culminación de la Revolución no tiene una fecha exacta, sino que enmarca un periodo de años. El inicio del fin de la Revolución fue el asesinato de Obregón en 1928. Hasta aquí, la etapa armada de la rebelión acabó. Pero las secuelas revolucionarias continuaron. Los años siguientes definieron la institucionalización de la Revolución, creando los cimientos del México actual.

Los estragos revolucionarios expiraron finalmente con el sexenio de Miguel Alemán en 1946; con la llegada al poder de un sector diferente, que no participó en la insurrección armada, pero que padeció sus estragos. Así, planearon y continuaron la reconstrucción del país, iniciando una nueva etapa de crecimiento económico y estabilidad política.

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Esperamos que este artículo te haya servido de ayuda. No intentamos dar la versión única, simplemente es nuestra conclusión. Recuerda que tu opinión es la más importante, ¿Estas de acuerdo en esta idea? o ¿Cuándo crees que acabó la Revolución? Déjalo en los comentarios.

La culminación de la Revolución no tiene una fecha exacta, sino que enmarca un periodo de años.

El 20 de noviembre de 1910, dio comienzo un movimiento armado convocado por Francisco I. Madero a través del Plan de San Luis. En él, se llamaba al pueblo de México a levantarse en armas contra la dictadura Porfirista; pues meses antes, Porfirio Díaz había resultado, otra vez, electo ganador de las elecciones presidenciales.

En pocas palabras fue el ciclo en donde el «Jefe Máximo de la Revolución», ejerció el poder político de facto, mientras que los denominados presidentes fueron simplemente la figura pública, por no decirles «marionetas».

Miguel Alemán Valdés.

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