El perro abandonado que ayudó en la Conquista de México


Historias interesantes acerca de la historia de México y de la Conquista Española hay muchas. En esta ocasión, te contaremos el curioso capitulo de un perro naufrago en las recientes tierras descubiertas que ayudó a los conquistadores españoles. 

Si quieres saber cuántos Virreinatos existieron, checa: Todos los Virreinatos que existieron en las Indias. 

El descubrimiento de América

El «descubrimiento» de América por Cristóbal Colón en 1942, estalló el espíritu aventurero de valientes y osados europeos en busca de fortunas y riquezas. Sin embargo, en un inició no se enteraron que el lugar al que habían llegado era un nuevo continente, por el contrario, pensaban que se trataba de tierras orientales.

Las primeras expediciones arribaron prontamente en las islas del Mar Caribe. Sin embargo, los relatos de ciudades con pisos de oro, de ríos con caudales de piedras preciosas y de grandes hazañas militares; se esfumaron poco a poco al ver las modestas islas caribeñas con nativos en taparrabos y nulas riquezas. 

Incluso, Colón decía que al poniente de las islas del Caribe existían otras tierras mas pobladas y más ricas. Pero Colón nunca pisó suelo mexicano, llegando solo a navegar cerca de las costas de Yucatán en 1502, en donde encontró una piragua (pequeña embarcación, similar a una canoa larga), con algunas mantas, ropas, hachas de cobre y cacao. 

Una vez sabiendo que el lugar no formaba parte de alguna parte de Asía, navegantes, expedicionarios y aventureros en busca de la suerte, emprendieron nuevas empresas a la américa continental.

Mapa del Continente Americano en 1731. INAH.

Las primeras expediciones en México

Una vez establecido el control las islas caribeñas, partieron navíos españoles en busca de la tierra prometida. Los primeros cartógrafos no calculaban la magnitud del nuevo territorio, reduciéndolo a simples islas. En este contexto, desde la isla de Cuba y la Española (actual Haití y Republica Dominicana) partieron los primeros navegantes que llegaron a México, en que hoy es la península de Yucatán.    

Al contrario de lo que muchos podrían pensar, Hernán Cortés no fue el descubridor de México, que en aquel momento era Mesoamérica.  Antes de él, existieron dos expediciones que pisaron las costas del Golfo de México. Incluso, antes de ellos pudieron existir otros descubridores, pero esa es otra historia. 

La primera expedición fue comandada por un noble español residente en Cuba, llamado Francisco Hernández de Córdoba en 1517. La pequeña tripulación de poco más de 100 personas y tres navíos desembarcó cerca de Cabo Catoche en la Península de Yucatán, lugar que fue llamado como el «Gran Cairo». 

En primer momento, se creyó que estas tierras podrían ser orientales. Por otro lado, se considero a la Península de Yucatán como una isla, por lo que siguieron bordeando la costa. Sin embargo, esta primera aventura resultó todo un desastre debido a las batallas que padecieron con los nativos de la región. 

La travesía llegó a su fin en Champotón, en la costa de Campeche. A los pocos días del regreso a Cuba, Hernández de Córdoba murió por las heridas sufridas.  

Laguna de Términos
Laguna de Términos

La segunda travesía fue comandada por Juan de Grijalva en 1518. En esta ocasión, llegaron a la Isla de Cozumel, en el actual estado de Quintana Roo. Posteriormente, siguieron por las costas de la península yucateca y del Golfo de México, hasta llegar a las costas de lo que hoy es Tuxpan, Veracruz. 

Durante este trayecto, aparece el lugar en el que se desarrollara nuestra historia, más precisamente en la actual Laguna de Términos, cerca de Ciudad del Carmen, Campeche. La laguna tomó su nombre debido a que pensaban que era el término de la isla de Yucatán. 

Finalmente, la tercera expedición fue llevada por Hernán Cortés en 1519, desembarcando en la Isla de Cozumel. El resto de la historia ya la conocemos. 

La lebrera abandonada en la Laguna de Términos

La laguna de Términos, fue bautizada como la Boca o Isla de Términos, durante la segunda expedición española. En dicho lugar, capitanes y soldados permanecieron explorando el lugar cerca de tres días, en el que descubrieron que no era una isla, sino un ancón (similar a una ensenada pero más pequeña).

Al respecto, Bernal Díaz del Castillo, tripulante de las tres expediciones relata que en el lugar había gran cantidad de venados y conejos, los cuales cazaron con ayuda de una lebrera. 

Retrato de un lebrel o galgo. INAH.

El lebrel o galgo es una raza de perros de complexión delgada y cara alargada, utilizado como perro de caza debido a su complexión física que le permite correr a gran velocidad. No es sorpresa que desde los primeros barcos a América, los perros viajaran con sus dueños con diferentes motivos. Como compañía en su sentido más romántico, pero en mayor parte por las diferentes tareas que podían desempeñar. 

El papel de los animales europeos en la Conquista Española no puede pasar desapercibido. Un ejemplo, fueron los caballos, un animal desconocido en América, y aterrador para los nativos por su utilización en las batallas. Sin embargo, los perros también fueron utilizados en combates, y en mayor grado, para cazar y cuidar.  

Regresando a nuestra historia, uno de los expedicionarios de Grijalva llevaba consigo a una hembra de esta raza de perros, entrenada para cazar pequeños mamíferos. Desafortunadamente, la historia no comenzó bien, pues la perra fue olvidada en la Isla de Términos. Díaz del Castillo, lo relata así:

«Y había mucha casa de venados y conejos, y matamos diez venados con una lebrela, y muchos conejos. Y luego desde que todo fue visto y sondado, nos tornamos a embarcar, y allí se nos quedó la lebrela.»

Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo.

La lebrela que ayudó a las tropas de Hernán Cortés

Por descuido o abandono, la lebrela quedó sola en aquel lugar completamente desconocido e inhóspito. Durante esa época, el lebrel era un perro cotidiano de los monarcas y la nobleza entrenado para la caza. A pesar de ello, pensar que el animal pudiera sobrevivir en dicho lugar era casi imposible. 

Sin embargo, la lebrela naufraga volvió a aparecer en las crónicas, un año después, en la expedición de Hernán Cortés. Como se dijo anteriormente, en algún punto, Cortés llegó a la Boca de Términos. En aquella ocasión, ordenó a uno de sus capitanes explorar la laguna. 

Durante su recorrido, los navegantes quedaron atónitos al observar en aquel sitio a un perro de raza europeo en las tierras prometidas. El animal lucia de buena manera, «gorda y lucida». Ante el hecho, la embarcación se dirigió a la playa. La lebrera, ladrando felizmente y moviendo la cola no esperó y se aventó al agua a recibir a sus compatriotas. 

Lebrel blanco. Museo del Prado.

La historia no termina aquí, pues como lo relata Fernando Benítez, después del jubilo mostrado, la perra corrió y desapareció entre los arboles y arbustos de la playa. Pasado el tiempo, los españoles pensaron que no regresaría, siendo su sorpresa cuando la lebrela regresó con un regalo, un conejo muerto. 

Viendo que no era suficiente, emprendió nuevamente la caza y al poco tiempo, había llevado a la costa una gran cantidad de conejos, venados y otros pequeños animales. Su tributo fue de gran ayuda, pues en un contexto de guerras y provisiones escasas, el mejor amigo del hombre, demostró su valía y apoyo. La cena y la comida en esa ocasión no fue problema gracias a esa perrita abandonada tiempo atrás.

Bernal, también relata este hecho de la siguiente manera: 

«Y luego Escobar partió y fue a puerto de Términos, […] y halló la lebrera que se hubo quedado cuando lo de Grijalva, y estaba gorda y lucia. Y dijo Escobar que cuando la lebrela vio el navío que entraba en el puerto, que estaba halagando con la cola y haciendo otras señas de halagos, y se vino luego a los soldados y se metió con ellos en la nao…»

Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo.

De esta manera, llega a su fin esta curiosa y tierna historia en un contexto de guerra y devastación. La lebrela seguramente acompaño a Cortés y sus tropas en sus recorrido a México-Tenochtitlan. Resulta impresionante como este animal pudo sobrevivir y cabe preguntarse, que aventuras tuvo que pasar ahí sola o que habrán pensado los nativos de la región al ver a un animal desconocido cazando conejos y venados.

Los animales fueron de gran ayuda durante la conquista. Una muestra es este códice.

Como nota, otros cronistas recuerdan esta historia, pero difieren en la fecha del abandono; pues algunos mencionan que fue durante la primera expedición de Hernández de Córdoba. De ser cierto esto, quiere decir que Córdoba llegó más allá de Champotón, lo cual pudo haber sido omitido por Díaz del Castillo, y que la lebrela permaneció dos años ahí.

Fuera durante la primera o la segunda expedición, el relato de esta lebrera es digna de mencionarse en nuestros días, demostrando que nuestra historia esta llena de capítulos interesantes e impresionantes. 

Esperamos que te haya sido de entretenimiento esta breve historia, y coméntanos en nuestras redes sociales si quieres conocer otros sucesos como este. 

Fuentes: La Ruta de Hernán Cortes – Fernando Benítez.  Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España – Bernal Díaz del Castillo. 

Entradas relacionadas